Carta
de despedida
Mi cielo:
Nunca quise
hacerte daño, pero era sufrir tu un día o yo toda la vida, no te culpo de nada,
solo de tu indiferencia, lo demás fue culpa mía, por dejarme enamorar por ti,
por creerte y pensar que por fin había hallado mi otra mitad, por pensar que tu
sentías lo mismo que yo.
Hace ya un
tiempo que nos conocimos, he sido la mujer más feliz del mundo en este tiempo, tenía
a alguien que me amaba, con el que me reía, que me decía esas cosas que nadie
antes me había dicho, mi alma gemela.
Pero hoy te
digo adiós con lágrimas en los ojos, con un sentimiento de vacío en mi pecho,
con un millón de sueños rotos, y con el alma destrozada.
Nunca me dirás
que te paso, ya que nunca te pediré explicaciones, solo quiero que algún día
encuentres a esa persona a la que ames tanto como yo a ti, y espero que nunca debas
descubrir lo doloroso que es amar y que te ignoren, y si alguna vez lo
descubres, te acuerdes de aquella tonta que te quiso y a la que dañaste, sin
medir las consecuencias, sin mirar el dolor que causabas.
Solo espero
que algún día, me recuerdes y te acuerdes de lo mal que lo hiciste, pero sobre
todo quiero que recuerdes que esa mujer te quiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario